jueves, 20 de septiembre de 2007

Salida del hogar

Hace poco más de 2 años decidí emigrar de ese lugar que en aquel entonces llamaba hogar. ¿Qué me hizo hacer tal disparate? Dirán algunos; siendo que en nuestras épocas los adultecentes ya no emigran a tan temprana edad, si no que se esperan a que les salgan canas o pasen su examen de próstata.

Los motivos pueden ser infinitos, uno de ellos fue el atractivo sexual. Según algunos experimentados pioneros en el arte de emigrar, mi atractivo sexual iba a aumentar en desmedida (pioneros que no he vuelto a ver, pero el día que los vea me van a escuchar).

Otro motivo fue el hecho de que a mi santísima madre le gustaba esperarme a altas horas de la madrugada o más bien a las primeras horas de la mañana con la frase “¿Mírate como vienes, ya viste que hora es?” “Gustavo (nombre que utiliza mi madre cuando en algo la he cagado) como es posible que tus 28 años sigas comportándote como cuando tenias 18? – Permítanme abrir un paréntesis aquí para comentar algo que muchas madres deberían saber. Lo que hacemos a una edad en donde ya tenemos solvencia económica dista mucho de lo que hacíamos cuando no la teníamos. ¿O apoco ellos creen que cuando teníamos 18 y no llegábamos (tan) pedos era por que no nos gustaba el pedo? Error, no llegábamos pedos por que no nos alcanzaba, y además eso de meterte Richardson, Ron Cañonazo, 5 estrellas y cualquier bebida etílica de dudable procedencia durante 3 o 4 años ya empezaba a hacer estragos con nuestro organismo –

Regresando a los motivos, es también molesto que tus progenitores quieran dominar tus bienes. O que a ustedes no les suena la frase “¿Te vas a llevar el coche así?” Digo, bastante trabajo nos costo amaestrar al automóvil para que supiera dirigirnos a nuestro destino de una forma segura y no poderlo probar.

Una vez tomada la decisión de emigra tenia que buscar “el lugar”. ¿A donde me iría a vivir? Tenia que encontrar algo en el cual obtuviera el mejor costo-beneficio. Empecé a hacer cuentas y para ser honesto ya tenia mis tarjetas saturadas de todo lo que me había gastado en pedas, viajes, fiesta, ropa, verbenas, gadgets, festejos, los pumas, etc. Me dije a mi mismo “mi mismo con lo que te sobra no te va a alcanzar para vivir ni en el jardín de tus padres”, además de que tenia que tomar encuesta de que no tenia nada (fuera de mi auto y cosillas), yo ya a toda madre me iba a vivir solo y no tenia ni un pinche palillo pinguino. Viendo este panorama decidí mejor hacerlo en compañía, tener lo que en el ámbito urbano y chic se conoce como “roommate”. Para poder encontrar el roommate “ideal” (aun no entiendo que lo ideal no es tangible) necesitaba conocer a la persona, que le tuviera confianza y que me tuviera confianza. Al parecer la vida me sonreía, una amiga se acababa de quedar sin “Ron Mate” (como ella solía decirle), y me dije a mi mismo “güey, eso es lo ideal”, sin pensar en las complicaciones que pueden surgir al vivir con una mujer –hago esta mención por que realmente es complicado, si mujeres son complicadas-.

Al llegar a mi nuevo hogar para mi sorpresa trascendió que ya no íbamos a ser solo 2 si no 3, ya que otra amiga también llegaría a vivir con nosotros, ya saben al estilo de la Bibi, la Tesorito y Poncharelo en “Dos mujeres un camino” (ya hasta me imagine quien haría las caracterización de cada uno; no, no, yo no haría la tesorito).

Ya instalados en el hogar lo llamamos Centro de Espectáculos y Entretenimiento Angie’s, Fiona’s & Huevo o como mejor se conocería en los barrios bajos como Angie’s Fiona’s & Huevo’s Bar ya que ahí se realizarían grandes festejos memorables:

  • Los quince años de la Güera Topete (con todo y chambelanes) en el pasillo del depa.
  • La fiesta de Angie con todo y piñata dentro del depa.
  • La tacleada del huevo contra el árbol de navidad.

y saldrían frases como:

  • “Y soy un pájaro” (por el deibid)
  • “Oye güey, no mames, ¿Y Luis?... Creo que ya se cayo por el balcón” (Marmota)
  • “Gambetea, gambetea…” (El huevo)
  • “Se me quemaron las Hamburguesas…. de microondas” (La huevo)

Mismas que después describiré en este blog.

Ese año que vivimos los 3 juntos me la pase muy bien, pude conocer mis limites, aprendí que el jamón y quesos después de un mes se echan a perder y huelen raro, supe que el alcohol no se descompone, por lo que no importa cuando lo ingieras, además supe que era una fecha de de caducidad y comprendí la palabra exceso e indigestión. También me entere que el duende que limpiaba mi cuarto no era duende, era mamá, supe que Santa y los Reyes magos no existen y me entere que para comer hay que ir al súper mercado.

También aprendí que no todas las mujeres cocinan, que no saben sumar y además creen que el gas llega por si solo.

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